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HOGAR, DULCE HOGAR
Una carta para mi bebito precioso.
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Incluso si me permitieran el atrevimiento de robarle al diccionario sus tan preciadas palabras, sería incapaz de expresar el cómo me siento, mas no me dejas sin palabras, sino que me agobias con tantas que siquiera sé por dónde comenzar a describir lo tanto que me alegras la existencia.
Siento tanto que siento miedo, pero el amarte tanto desvanece todo temor. Eres mi luz, mi Sol, mi todo; incluso en aquellos momentos donde no veo posible una sonrisa: tu luz ilumina desde las más oscuras tinieblas hasta la más pura claridad, y no me cansaré nunca de agradecerte todo lo que has hecho por mí, aunque lo más probable es que ni siquiera lo sepas... Llegaste en el momento que más lo necesitaba, compartiendo las cosas que te hacen feliz y no podría estar más feliz al ver cómo te expresas con tanta alegría y entusiasmo.
Si dijera que hay algo de ti que amo más que el resto de pequeñas cosas que conforman tu ser estaría mintiendo, mas tu presencia es aquella por la cual ruego día tras día, noche tras noche… Preferentemente en un día soleado, en una linda pradera llena de flores en mi estación favorita: primavera. Estaría esperando sentado sobre una manta de colores tan alegres y dulces como él, acompañado únicamente por el aleteo de las mariposas, el agradable canto de los pájaros y aquella canasta que tanto huele a recién horneado.
Si esto es real, permíteme entonces empalagarme en lo dulce de tu voz, lo entretenida de tu charla, la calidez de tu mirada..., y permíteme también embriagarme en tu perfume y en aquel suave cumplido que murmuraste, deleitando tanto de mi mente como de mi alma, la cual lo usa como consuelo para esta soledad que tanto busca de tu calor.
Dígame entonces, dueño de mi corazón, ¿qué tanto he de esperar para calmar estas ansias y anhelo de tu presencia, razón por la cual grita y reclama mi tan nostálgico corazón? Incluso si la espera fuera eterna, ni siquiera este tiempo podría ser considerado un desperdicio comparado al inmenso premio que sería para mi ser algo tan simple como verte, por tanto en mí permanece toda esperanza.
Describir el hogar de mis sueños que mi alma anhela es algo más complejo de lo que pensaba, pues en mi mente surgen necesidades que debería tener, mas no cabe en mis pensamientos siquiera el rastro de lo que podría lucir… Permíteme entonces realizar un listado con cada detalle que necesitaría este espacio para poder convertirse en mi hogar.
Primero que nada, resulta importante recalcar su espacio: debe ser algo grande y espacioso, pues ¿de qué otra manera podría haber cupo suficiente en dicho ambiente, considerando el tanto aprecio que hacia ti poseo? En mi humilde corazón he debido guardarlo, y en este tan plácido y cómodo se encuentra, mas no estaría mal liberar de la cárcel de los sentimientos que guardo en mi pecho las tantas palabra que siempre he querido contarte, y que solo ahora me he animado a comenzar a expresarlas. Si te preguntas sobre el porqué las plasmo en un papel en lugar de decirlas, es porque en lugar de mi mente en este momento me gana el corazón, mi sentir, y son mis sentimientos entonces lo que han decidido gritarte lo tanto que, sí, te amo.
En segundo lugar, e igual de importante que el resto de puntos que he planteado en esta carta; me es necesario un jardín. Un jardín lleno de flores de colores tan resplandecientes como los hermosos espejos de tu alma, aquellos en los cuales tantas veces me he perdido intentando encontrar mi reflejo en ellos: los ojos más bonitos que he visto nunca… Pero muy bien sé que tal resplandor y color no podré encontrarlo en ningún lugar, ni siquiera si estuviera buscándolo en el infinito tamaño del universo, universo dentro del cual no podría imaginar mi existencia de otra forma que no fuera haciéndote compañía en el recorrido de vivir.
14 DE FEBRERO, 2025